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Deportes

River - Boca: domingos de superpasión.

El domingo se jugará la edición número 350 del superclásico del fútbol argentino. Una rivalidad que comenzó en la primera década del siglo XX y creció hasta convertirse en uno de los cinco partidos más importantes del mundo.


El barrio de la Boca fue la cuna de varios equipos de pibes, generalmente alumnos de la Escuela Superior de Comercio (luego Carlos Pellegrini), la Escuela Industrial y el Colegio Nacional Oeste. Los desafíos barriales iban creciendo y se empezaban a conocer nombres: La Rosales, Santa Rosa, Independencia Sud, Presidente Roca y Defensores de la Boca, eran los que se destacaban entre otros.

La misiva era imitar a los ingleses, igualarlos en juego y derrotarlos. No faltaba mucho para que eso sucediera pero los “pibes” tenían que organizarse. De la fusión de Santa Rosa y La Rosales, producida el 15 de mayo de 1904, nació el Club Atlético River Plate. De una división de Independencia Sud, se fundó el Club Atlético Boca Juniors, el 3 de abril de 1905. El fútbol argentino veía nacer a sus dos máximos representantes, dos súper rivales que no iban a poder convivir en La Boca.

De algunos desafíos publicados en el diario La Argentina, surgieron nombres de jugadores de ambos equipos que se habían enfrentado en “teams” rivales con anterioridad. Para el jueves 24 de marzo de 1903, el medio que difundía el fútbol, anunciaba que se enfrentarían San Martín de los Andes v. Boca Juniors.

“En San Martín jugaron varios players de Santa Rosa y La Rosales (luego River)”, cuenta el historiador Sergio Lodise, que confirma el nombre de Boca Juniors antes de su fundación: “si bien se publicó de esa manera, en la síntesis del diario, Boca apareció como Independencia Sud”. El encuentro, que puede ser considerada como la prehistoria del derby, fue ganado por San Martín, que contaba con jugadores más experimentados que su rival.

“El primer clásico se jugó el 2 de agosto de 1908”, afirma Diego Estévez, autor del libro “320 Superclásicos” aunque aclara que “dada la relativa importancia que le daban los medios en esa época, no habría que descartar enfrentamientos anteriores. Aún así no hay mayores referencias deportivas, excepto el resultado (ganó Boca 2 a 1), una formación tentativa de River y el Estadio, la humilde canchita que tenían los Xeneizes en la Dársena Sud.

River Plate se inscribió en la Asociación en 1905, ingresando en la tercera liga. En 1908 ganaba el campeonato de Segunda y ascendía a la máxima categoría del fútbol argentino. Un año después terminó subcampeón del mítico e invencible Alumni. La diferencia de 8 puntos fue enorme, pero River logró hacerle daño al equipo de los Brown, derrotándolo por 1 a 0 y quitándole el invicto.

El ascenso de Boca fue un poco más tardío y se produjo en 1912, cuando se dividió la Asociación. El amateurismo comenzaba a zanjar diferencias y al haber dos ligas paralelas, se vio la necesidad de ascender equipos para poblar la primera división. Aún así, con los Xeneizes en el ascenso, se erigían como el conjunto más popular del barrio.

Una alocada encuesta del Diario La Mañana, publicada el 2 de febrero de 1911, preguntaba a sus lectores “¿Cuál es el club que genera más simpatías en la Boca, River Plate o Boca Juniors? Luego de decenas de miles de cartas del público el resultado se mostraba más que contundente. Boca sumaba 55.030 votos, contra 29.314 de River.

En su segundo match, jugado en 1912, se registraron los primeros incidentes. El partido fue organizado por la Sociedad de Asistencia Caldereros y Anexos, con el propósito de ayudar a un compañero lesionado. Cuando faltaban 10 minutos para el final y estaban empatados 1 a 1, los jugadores de Boca se retiraron por los fallos del árbitro, ganando así River el premio de 11 libras esterlinas.

En 1913 ambos estaban en primera división y tuvieron que enfrentarse, ya de manera oficial. River se quedó con los dos primeros puntos al vencer por 2 a 1.


La liga volvía a separarse en 1919 y los rivales no se iban a ver la cara por años, hasta que en 1927 se volvió a unificar la primera división. A esa altura River había abandonado el barrio de La Boca, para llegar en 1923 a la Avenida Alvear y Tagle, en Palermo.

A finales de la era amateur, la tarde anterior a la nochebuena de 1928, Boca derrotó a su archi rival por 6 a 0, siendo esta la máxima goleada del Superclásico. Una vez instaurado el profesionalismo, en 1931, el derby debutó con expulsiones, escándalo, el retiro del field de los riverplatenses y una gresca que se trasladó a las tribunas: corrían 27 minutos de la primera parte cuando Iribarren, el arquero millonario, le detuvo un penal a Varallo. En el rebote “Panchito” envió el balón a la red, convirtiendo el tanto del empate. Tres jugadores de River que fueron a protestarle al árbitro se fueron expulsados y todo se desvirtuó. La violencia también se iba haciendo carne en el clásico.

Grandes clásicos, con una tragedia en el medio


Con el avance del profesionalismo, River comenzó a cosechar títulos que Boca ya había sumado con el fútbol semi rentado. A esa altura, la mayoría de los jugadores más famosos del país actuaban en esos clubes y a principios de la década del 40, la era dorada del fútbol argentino, los millonarios comenzaron a gestar a “La Máquina” con Labruna, Lousteau, Pedernera, Moreno y Muñoz. Boca, por su parte, tenía una delantera conformada por Gandulla, Boyé, Severino Varela, Sarlanga y Barrios.

En esa década donde los primos se repartieron 7 de los 10 títulos de liga (San Lorenzo, Independiente y Racing ganaron los 3 restantes) se produjo por primera vez la vuelta olímpica de uno en cancha de otro. Fue por la antepenúltima fecha del campeonato de 1942 cuando Boca se imponía por 2 a 1 y un proyectil desde la tribuna dio en la cabeza de Yácono. Con uno menos (no había cambios en ese entonces) River logró empatar y consagrarse campeón en La Bombonera.

Boca lo pudo hacer  recién en 1969 al ganar el Nacional de ese año empatando también 2 a 2 en el Monumental. Los boquenses ya habían dado la vuelta olímpica ante sus rivales cinco años antes, pero lo habían hecho en su cancha. Esta vez el público riverplatense aplaudió de pie a sus rivales campeones, reconociendo el título.


Conocido como Puerta 12, el episodio producido en el Monumental el 23 de junio de 1968 dejó el saldo de 71 víctimas fatales, todos visitantes. Después de un empate apático y sin goles, el público se encontró en un amontonamiento con represión policial que terminó como la peor tragedia del fútbol argentino. La puerta 12 estaba cerrada y los primeros en querer irse terminaron aplastados por otros miles de hinchas que intentaba escapar.

La final del Nacional de 1976 los enfrentó por primera vez en una definición mano a mano por el título. En cancha de Racing, Boca se impuso por 1 a 0 con un solitario gol de Rubén “Chapa” Suñé y dio su tercera vuelta olímpica ante su clásico rival. Fue la final de finales, el summun máximo del superclásico.

A principios de los 80 el clásico logró cruzar a dos de los mejores jugadores argentinos de todos los tiempos: Maradona, en Boca y Kempes con la banda.

Memorable también fue aquel partido de la pelota naranja, donde River ganó por 2 a 0 en La Bombonera con dos goles del Beto Alonso, y continuó con los festejos del campeonato obtenido cuatro fechas antes, con una estupenda ventaja sobre sus perseguidores. Luego, Boca ganó la Liguilla de ese año y ambos fueron a Libertadores que ganaría River.

Boca también tuvo sus grandes momentos en la Copa, con partidos como el de Cuartos de Final de 2000. “Si Bianchi pone a Palermo en el banco (volvía de una larga ausencia por lesión), yo pongo al Enzo”, declaró el Tolo Gallego, antes del encuentro, ironizando porque Francéscoli ya estaba retirado. Martín Palermo ingresó en el segundo tiempo y convirtió el tercer gol de Boca, que goleó 3 a 0 y eliminó a River.

“La gallinita de Tévez”, en la semifinal de la competencia en el año 2004, donde sin público visitante los auriazules lograron empatar con un gol del Apache (habían ganado 1 a 0 en la ida), fue otro de los clásicos más controvertidos por el festejo del jugador, que agitó sus brazos imitando el aleteo de una gallina, y se fue expulsado por cargar al público rival.

Si bien la paternidad fue cambiando con el paso de los años, en los últimos tres lustros Boca logró sacar una diferencia importante sobre River, que complicó su historia, además,con un descenso impensado. Aún así, la “Banda” se encuentra en la actualidad en una posición favorable: es el último campeón del fútbol argentino y va sólidamente en búsqueda de un nuevo bicampeonato.

Si logra vencer a Boca en el Superclásico número 350, probablemente tenga parte de ese título. Pero sabido es que estos partidos no respetan los buenos o malos funcionamientos. Son diferentes cada uno de ellos y así lo remarcan no sólo en la prensa local, sino también en la internacional.

The Observer, el laureado periódico inglés, habla del “Superclásico” argentino como uno de los “50 espectáculos que hay que ver antes de morir”. El resto de los medios mundiales entra en concordancia con el prana futbolístico que emanan los hinchas de ambos clubes, que ya superan los 100 años de superrivalidad.

Publicado el 03/10/2014 00:00 en Deportes     compartir en facebook compartir en twitter compartir en Whatsapp