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Se cumplen diez años de la muerte de Juan Pablo II, el Papa que evitó la guerra con Chile.
“Nunca terminamos de descubrir la valentía de Juan Pablo II para con la Argentina; porque a poco de asumir como papa, hizo de mediador en el conflicto del Beagle y gracias a él se frenó la guerra ¡porque estuvimos a 6 horas de los tiros con Chile!” en 1978, dijo a Télam el periodista y escritor Héctor “Tito” Garabal.Autor del libro “El viaje comienza ahora. Juan Pablo II en Uruguay, Chile y la Argentina”, Garabal fue enfático al asegurar que son muchas las personas que salvaron su vida “porque si se iba a la guerra habría sido mucho más cruenta que la de Malvinas”.
En 1987 Garabal trabajaba en Radio América cuando fue designado para participar del vuelo papal que traería al denominado “papa Peregrino” a la Argentina proveniente de Chile, como parte de la cobertura de la visita que realizaba a estos dos países más Uruguay.
“Es una deuda que tenemos el no recordarlo suficientemente”, agregó quien durante 21 años fuera el director de prensa del Episcopado Argentino y el conductor, desde hace 25 años, del programa “Claves para un mundo Mejor” que se emite por Canal 9.
Tras 27 años de papado, Juan Pablo II falleció a los 84 años el 2 de abril de 2005, el mismo día que Argentina conmemora el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, para cuyo término también fue crucial la visita que Juan Pablo II realizara al país en 1982.
Karol Wojtyla pasó a la historia como el "papa de los récords", tras convertirse en el primero no italiano en más de cuatro siglos, haber viajado un equivalente a más de 3 veces la distancia a la Luna, ostentar el tercer papado más largo de la historia y ser canonizado en tiempo record.
Para ello no fue necesario esperar los tiempos reglamentarios en hacer realidad el pedido de "¡Santo súbito!" (¡Santo ya!) que clamaron los fieles desde el día mismo de su muerte.
“Juan Pablo II abrió el pontificado al mundo, fue un hombre muy entregado con la gente y con una enorme capacidad para decir las cosas y un carisma enorme, por su veta de actor”, aseguró Garabal.
Para el periodista hay una marca de continuidad entre Juan Pablo II y el actual papa Francisco.
“A Juan Pablo II se lo iba a ver y cualquier persona se conmocionaba de verlo, a Benedicto se lo iba a escuchar, y Francisco aúna las dos cosas, eso es lo fantástico”, dijo.
Nacido en 1920 en Wadowice, en el sur de Polonia, en el seno de una familia humilde, Wojtyla tuvo un papel preponderante en la reorganización de las fronteras europeas, la desaparición de la URSS y la caída del comunismo.
Y pese al conservadurismo que muchos vieron en su gestión, su persona estuvo rodeada por un gran aura de popularidad y en sus viajes siempre estuvo acompañado de multitudes.
“La primera vez que lo vi fue en 1982, cuando estuve haciendo la cobertura de su primera visita; la vez siguiente fue en el vuelo papal viniendo a la Argentina en el 87 y luego tuve ocasión de verlo 3 ó 4 veces más, de tener varios diálogos con dos anécdotas muy graciosas”, contó.
La primera tuvo lugar en el Vaticano, tras la designación de Antonio Quarracino como cardenal y durante una audiencia especial con los nuevas autoridades eclesiásticas.
“Quarracino llevó a un grupo de periodistas y cuando nos iba presentando, había una señora al lado mío y supuso que era mi esposa: cuando le explicamos que no, se rió del error, nos miró y dijo il Papa ha sposato. Por eso digo que soy bígamo por el Papa”, bromeó.
La segunda fue en México, durante un misa en la que Garabal tuvo a su cargo la entrega de un presente en representación de Argentina, durante el ofertorio.
“Yo llevaba 3 catecismos de 3.000 que había donado Argentina y quedé al lado del representante de Venezuela, al que no le habían llegado los regalos y estaba con las manos vacías. Entonces yo le di uno de mis libros y cuando se los entregamos el Papa nos preguntó ¿pero los dos son de Argentina?. Entonces le dije que no y que allá lo estábamos esperando. Impensadamente se dio una charla de un minuto durante el ofertorio y con un santo”, dijo.
Estudiante de filosofía y teatro cuando era joven, obrero en unas canteras de piedra y fichado por la Gestapo en su Polonia natal, Wojtyla fue nombrado arzobispo de Cracovia en 1963 y cardenal en 1967; y tras la muerte repentina del papa Juan Pablo I, fue elegido su sucesor en 1978, convirtiéndose -con 58 años- en el pontífice más joven del siglo XX.
Durante su gestión, realizó 1.339 beatificaciones y 482 canonizaciones; e instituyó las Jornadas Mundiales de la Juventud, con el objetivo de acercar a los jóvenes a la Iglesia.